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CADA DÍA ELOGIE A SU AMADA. CANTAR DE LOS CANTARES 4:7 ¡Qué bella eres, amada mía! ¡Todo en ti es perfecto! 9 amada mía, desde que me miraste mi corazón te pertenece. Es tuyo desde que lo envolviste entre los hilos de tu collar. 10 ¡Qué dulces son tus caricias, amada mía! ¡Son más dulces que el vino! ¡Más fragantes tus perfumes que todas las especias! 11 Son tus labios un panal, amada mía; de tu lengua brotan leche y miel. Hay en tus vestidos la dulce fragancia de los bosques del Líbano. 12 Tú eres un jardín cerrado, amada mía; eres un jardín cerrado, ¡eres sellado manantial! TLA. Ante los ojos enamorados, la persona amada no presenta algún defecto, todo en el o ella son perfectos, porque las imperfecciones que puedan tener, son encubiertas por los sentimientos de atracción que están a flor de piel en esos días de enamoramiento. Salomón estaba profundamente enamorado de la Sulamita, por eso ella antes sus ojos deslumbraba por su belleza y hermosura. El monarca no le veía ningún defecto, a pesar de que ella se presentaba a sí misma morena con la piel tostada por el sol, y se definía modestamente como un lirio de los campos áridos. Salomón no vio ningún defecto en su amada, para él, ella era perfecta. Al igual que salomón, muchos hombres cuando están enamorados, ven a su amada perfecta, y sin ninguna clase de defectos, pero cuando pasa la etapa del enamoramiento, tras algunos años de casados, la magia del amor empieza a desaparecer en el hombre, y empieza a ver defectos que por su puesto su amada no tiene. Es evidente que una sola mirada de la mujer, basta para cautivar el corazón del hombre tal como había ocurrido con Salomón. Pues con su primera mirada, la Sulamita había cautivado completamente el corazón del sabio, desde ese momento, su corazón había dejado de pertenecerle, había pasado a pertenecer a ella, por eso exclamó: ¡amada mía, mi corazón te pertenece!, es tuyo desde que me miraste. Una sola mirada de la Sulamita había bastado para robar el corazón apasionado de Salomón; y el reflejo de una de las perlas de su collar le había enajenado la mente. El sabio había quedado completamente hipnotizado por la belleza y la hermosura de la Sulamita. No es necesario que se esté buscando el amor para quedarse enamorado de alguien, pues puede ser encontrada sin que se lo busque, pues una mirada es más que suficiente para enamorarse de alguien, tal como le ocurrió al monarca de Israel cuando la Sulamita le miró. Extasiado por el amor, Salomón exclamó: ¡Qué dulces son tus caricias, amada mía! ¡Son más dulces que el vino! ¡Más fragantes tus perfumes que todas las especias! Son tus labios un panal, amada mía; de tu lengua brotan leche y miel. Hay en tus vestidos la dulce fragancia de los bosques del Líbano. Tú eres mi jardín privado, tesoro mío, amada mía, un manantial apartado, una fuente escondida. Para Salomón, el amor de la Sulamita le era más delicioso que el vino más añejado y costoso del mundo, y sus palabras eran más dulces que la miel; el aroma de sus vestidos sobrepasaba al fragor odorífero de las especias más exquisitas de la región de Mesopotamia. En su porte existía algo de misterio que le atraía, como un jardín privado cerrado a la curiosidad del público, o como una fuente de agua sellada o reservada para el dueño, a la ¹cual no tenían acceso los sedientos viajeros. En efecto, la esposa, reservada al esposo, es un recinto sagrado, un huerto maravilloso en el que no falta ninguno de los árboles más selectos, frutales y balsámicos, y la fuente de aguas cristalinas, que fluyen frescas y transparentes como los arroyos del Líbano. Queridos hermanos. Salomón desde el momento que la Sulamita le miró quedó completamente hipnotizado por su hermosura y belleza. Su corazón quedó totalmente cautivado, tanto que afirmo que solo le pertenecía a ella. Bajo el hipnotismo del amor de la Sulamita, la alabó con bellas y dulces palabras de amor. Hermanos. Cada día siéntase hipnotizado por la hermosura de su conyugue, tal hipnotismo qu --- Send in a voice message: https://anchor.fm/jesus-is-life1/message
5m 39s · Jan 11, 2023
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