CUIDADO Y PROTECCIÓN DE DIOS. HECHOS 25:24 … Festo dijo: «Rey Agripa y los demás presentes, éste es el hombre a quien todos los judíos tanto aquí como en Jerusalén quieren ver muerto. 25 Pero, en mi opinión, él no ha hecho nada que merezca la muerte. Sin embargo, como apeló al emperador, decidí enviarlo a Roma. 26 ¿Pero qué debo escribirle al emperador?, pues no hay ningún cargo concreto en su contra. Así que lo he traído ante todos ustedes especialmente ante ti, rey Agripa para tener algo que escribir después de que lo interroguemos. 27 ¡Pues no tiene sentido enviarle un prisionero al emperador sin especificar los cargos que hay en su contra! NTV. Alrededor del mundo, miles de personas se encuentran encerradas en las prisiones, pero sin ninguna sentencia en firme. Estas personas esperan impacientemente que llegue el día para estar al frente de los magistrados y ser juzgados justamente. Al igual que estas personas, por más de dos años, el apóstol Pablo permaneció custodiado y aprisionado por los gobernadores romanos, primero por Félix y luego por Festo. Estos gobernadores sabían que las acusaciones presentadas por los líderes religiosos del pueblo judío en contra de Pablo, no tenían fundamento, así que Pablo era inocente de todos los cargos que se le imputaban. Pero a pesar de saber que Pablo era inocente, no lo dejaron en libertad, sino que lo mantuvieron aprisionado para congraciarse con el pueblo judío. Así que el apóstol permaneció encarcelado sin ninguna clase de sentencia. Un cierto día, el rey Agripa visitó a Festo para presentarle sus honores, y durante esta visita, el gobernador romano le contó el caso de Pablo y como los líderes religiosos del pueblo judío a base de acusaciones infundamentadas, buscaban que sea condenado a muerte. Al rey Agripa le interesó este caso para nada particular y quiso escuchar a Pablo y su defensa a estas acusaciones. A la mañana siguiente, el rey Agripa y su hermana Berenice llegaron al auditorio con gran pompa, acompañados por oficiales militares y hombres prominentes de la ciudad. Una vez que el auditorio estaba lleno, Festo, como representante de la justicia romana, dio órdenes de que trajeran a Pablo. Una vez que Pablo estuvo al frente de ellos, Festo admitió que en su opinión, Pablo no había hecho nada y no había ninguna razón bajo la ley romana para que permaneciera tanto tiempo detenido, y mucho menos que merezca la muerte, pero como en su último juicio, Pablo había apelado al emperador, él había tomado la decisión de enviarlo a Roma para que sea juzgado por el mismísimo emperador. Festo se encontraba en una disyuntiva, tenía la certeza de la inocencia de Pablo, pero por la apelación que había hecho a ser juzgado por el emperador romano, no podía emitir un juicio de condenación ni de perdón; tan sólo podía limitarse a informar lo que sabía del caso, aun cuando él mismo no lo entendiera. El procurador no podía enviar a Pablo ante el emperador sin precisar los cargos. No tenía idea de qué cargos especificar en su carta al emperador, razón por la cual necesitaba una ayuda para esta disyuntiva. Por eso, después de toda esta narrativa del caso de Pablo, Festo esperaba que el rey Agripa le pudiese ayudar a redactar esta carta para el emperador; a fin de cuentas, parecía fuera de razón enviar un preso, y no indicar los cargos que haya en su contra. El maligno quería eliminar a Pablo a como dé lugar, pero se encontró con un problema, las acusaciones que habían presentado sus sirvientes en contra de Pablo, no quebrantaban para nada las leyes romanas, razón por la cual, Pablo no podía ser sentenciado a muerte. El gobernador en vez de ver como culpable a Pablo, lo vio inocente de todos los cargos, lo cual también le generó un problema para enviar a Pablo a ser juzgado por el emperador romano, sin ninguna clase de acusaciones en su contra.