SOMOS MENSAJEROS DE DIOS. ISAÍAS 61:1 El Espíritu del SEÑOR Soberano está sobre mí, porque el SEÑOR me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado y a proclamar que los cautivos serán liberados y que los prisioneros serán puestos en libertad. 2 Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos. NTV. Las personas privadas de libertad, a pesar de ser merecedores de esa condenación, anhelan ser liberadas lo más pronto posible de su encierro, y aún más si se encuentran detenidas injustamente. Sean culpables o no, todas las personas privadas de libertad, anhelan escuchar palabras de consuelo y esperanza. El pueblo hebreo durante su cautividad en Babilonia, se sentían aprisionados, y muchos tenían el corazón quebrantado. Todos unánimes anhelaban escuchar que muy pronto esa cautividad terminaría y serian libres para volver a su nación amada. En medio de la angustia y el sufrimiento del pueblo hebreo, el eterno Creador levantó a su profeta para que profetizara a sus compatriotas que la liberación del cautiverio por fin había llegado. El eterno Creador ungiría a su profeta por medio del espíritu Santo para que cumpliera con éxito la misión encomendada, tal como ungió externamente a los reyes y sacerdotes para que desempeñaran sus funciones profesionales en el pasado. Porque el profeta de Dios sería el encargado de llevar buenas noticias a los abatidos. De llevar consuelo a los corazones quebrantados o fieles israelitas oprimidos por la injusticia y abatidos por tantas desgracias sociales. Él sería el encargado de proclamar un glorioso e inaudito jubileo de emancipación y de anunciar a los prisioneros que serían puestos en libertad. Estas palabras del profeta, serían un verdadero consuelo y aliento para el pueblo que estaba por muchos años bajo el cautiverio, esperando pronto ser liberados del yugo opresor. Además, el profeta sería enviado para anunciar que había llegado el tiempo del favor del SEÑOR junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos. Dios definitivamente tenía el día perfecto para nuevamente acoger en sus regazos a su pueblo, y derramar su ira sobre todos los pueblos que habían oprimido a Israel. Según las prescripciones de las leyes dadas a Moisés por el eterno Creador, en el año del jubileo debían considerarse libertados y emancipados todos los esclavos. El Señor por medio del profeta quería dar a conocer a su pueblo, que el año de Su gracia por fin había llegado, el año de remisión de sus pecados y de reconciliación con su pueblo. Dios derramaría su perdón a toda la nación, liberándolos de toda culpa. Dios nunca tuvo intenciones de dejar a su pueblo rebelde y pecador en el destierro, solo quería darles una lección. Quería que ellos tengan presente que la desobediencia trae consecuencias fatales a sus vidas. Pero una vez que el pueblo pasara por la dura disciplina, Dios perdonaría sus pecados y nuevamente restablecería su comunión con ellos, les liberaría del cautiverio y los llevaría nuevamente a la tierra que les entregó como posesión perpetua a sus antepasados. En todo este proceso, Dios nunca se apartaría de ellos, permanecería a su lado, velando para que no sean totalmente destruidos en el periodo del cautiverio. Queridos hermanos. En el momento que la disciplina sobre el pueblo hebreo estaba por llegar a su fin, el eterno Creador levantó a su profeta para que anunciara que el año favorable del Señor por fin había llegado, que pronto serían puestos en libertad para que vuelvan a sus tierras. Tal como levantó al profeta para dar las buenas noticias de salvación al pueblo hebreo, Dios Ungió a su Hijo amado para que trajera las buenas noticias de salvación a todas las naciones del mundo. Jesús con su muerte, dio libertad a todos los que se encontraban cautivos bajo el poder del pecado. Ahora todo el mundo puede obtener la salvación por la --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message