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ESCUCHE LAS ADVERTENCIAS. LAMENTACIONES 1:20 ¡SEÑOR, mira mi angustia! Mi corazón está quebrantado y mi alma desespera porque me rebelé contra ti. En las calles la espada mata, y en casa sólo hay muerte. 21 Otros oyeron mis lamentos pero nadie se volvió para consolarme. Cuando mis enemigos se enteraron de mis tribulaciones se pusieron felices al ver lo que habías hecho. Oh, manda el día que prometiste, cuando ellos sufrirán como he sufrido yo. 22 SEÑOR, mira todas sus maldades. Castígalos como me castigaste a mí por todos mis pecados. Son muchos mis gemidos y tengo el corazón enfermo de angustia. NTV. Cuando todo anda bien en la vida del hombre, vive como bien le parece, satisfaciendo a los deseos más perversos de su naturaleza pecaminosa. En esos días aparentemente buenos, el hombre no presta atención a las advertencias de Dios, pues piensa que las advertencias registradas en la Biblia, son una simple falacia creada por la mente torcida de algunos fanáticos religiosos, y por eso, esas advertencias jamás se cumplirán. Este también fue el sentir de la mayoría de los habitantes del reino judío. Ellos no prestaron atención a las advertencias de los profetas de Dios, y siguieron viviendo como bien les parecía, complaciendo a los deseos de su carne. El pueblo hebreo pensó que el día del castigo anunciado por los profetas jamás llegaría, ya que ellos eran el pueblo escogido por el Señor de los Ejércitos Celestiales. Además, pensó que por su amor y misericordia, no le castigaría por su rebeldía y que pasaría por alto sus pecados sin importar cuan graves fueran estos. Al igual que el pueblo hebreo, algunos cristianos piensan que el haber recibido a Jesucristo, les hace totalmente inmunes de recibir alguna disciplina o castigo de parte de Dios por los pecados que siguen cometiendo. Con este pensamiento erróneo, siguen viviendo satisfaciendo a los deseos de su naturaleza carnal. Un grave error es pensar que Dios no castigará la rebeldía de sus hijos, su justicia demanda que todo transgresor de las leyes divinas sea castigado, sin importar sean o no el pueblo escogido. El pecado debe ser castigado, y más severamente a quienes conociendo las consecuencias de transgredir las leyes divinas, las transgreden, ignorando las advertencias que se les da. Igualmente aceptar a Jesucristo no es una licencia para seguir pecando deliberadamente, más bien es una advertencia para que se aparte del pecado y viva en obediencia a los mandatos Divinos. El creyente que peque deliberadamente, será disciplinado por el Señor. El pueblo hebreo finalmente recibió su castigo por su rebeldía. Ni su profundo amor por su pueblo, impidió a Dios que retuviera su ira contra la nación rebelde e idólatra. Solo una vez que el pueblo sintió el terrible aguijón propinado por Dios, se dio cuenta de que las advertencias dadas por los profetas habían sido reales. Con un corazón quebrantado, en amargura y sin consuelo, se dio cuenta de que se había rebelado contra su Dios y que su castigo era la consecuencia de sus muchos pecados que había cometido a lo largo de los tiempos. Su amargura y su desconsuelo, también se debía a que todas las naciones que en algún momento habían tenido conflictos con Israel, se alegraban al escuchar de su caída. Ante la alegría de sus enemigos, Israel con un profundo pesar, pidió a Dios que acelerara el tiempo, y llegara de inmediato el día de la venganza contra sus enemigos, tal como había sido profetizado por los profetas. Pidió además al Señor que mirara las maldades de sus enemigos y los castigara severamente tal como le había castigado por todos sus pecados. Queridos hermanos. Una vez que Judá recibió la disciplina por su rebeldía y sus pecados, lamentó profundamente, el no haber escuchado las advertencias de los profetas y con un corazón quebrantado, pidió misericordia a Dios, admitiendo que era culpable de sus rebeldías y merecedor de la disciplina severa. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
6m 2s · Jul 4, 2023
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