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LIBRES DE LA LEYROMANOS 7:1 Ahora bien, amados hermanos, ustedes que conocen la ley, ¿no saben que la ley se aplica sólo mientras una persona está viva? 4 Por lo tanto, mis amados hermanos, la cuestión es la siguiente: ustedes murieron al poder de la ley cuando murieron con Cristo y ahora están unidos a aquel que fue levantado de los muertos. Como resultado, podemos producir una cosecha de buenas acciones para Dios. 6 … fuimos liberados de la ley, porque morimos a ella y ya no estamos presos de su poder. Ahora podemos servir a Dios, no según el antiguo modo que consistía en obedecer la letra de la ley sino mediante uno nuevo, el de vivir en el Espíritu. NTV.Mientras una persona está con vida en este mundo, tiene la obligación de cumplir con cada una de las leyes de una nación, ya que si no las cumple, tendrá que asumir las consecuencias de su desobediencia e infracción a las leyes. Las consecuencias del quebranto de la ley, solo se aplica sobre las personas con vida, pero sobre los fallecidos no tiene ninguna autoridad, razón por la cual, los muertos no tendrán que ser juzgados por haber quebrantado alguna de las leyes que infringieron mientras estuvieron con vida. De la misma manera que las leyes humanas solo tienen autoridad sobre las personas con vida, las leyes divinas también. Una persona que infringe la ley de Dios, tendrá que ser juzgada y sentenciada, pero una persona que está muerta la ley de Dios, ya no tendrá que ser juzgada, ni sentenciada por sus acciones de transgresión a la ley establecida por el eterno Creador.Una vez que una persona acepta en su corazón el sacrificio de Cristo Jesús, muere a las consecuencias de la ley, razón por la cual no tendrá que ser sentenciada a una eternidad de sufrimiento. Por la preciosa sangre de Jesucristo, el creyente es liberado de todo castigo, y no será juzgado por sus acciones pecaminosas, porque al aceptar a Cristo, se une en su muerte, razón por la cual ha fallecido a la ley, de modo que ha cesado el dominio de la Ley sobre el cristiano que queda en libertad de establecer una nueva relación, no con el pecado, sino con aquel que le liberó del poder de la ley. Cuando las personas aceptan a Cristo, la ley en contra del pecado no muere, sino que sigue teniendo un ministerio válido para producir convicción de pecado, y sentenciar a los que regresen a su vieja naturaleza de pecado.El unigénito hijo de Dios murió como Representante de toda la humanidad, y toda la humanidad muere conjuntamente con Él. En Su muerte Jesucristo cumplió todas las demandas de la ley al pagar su terrible pena. Por ello, todos los que le aceptan como su Señor y Salvador quedan libres de la ley y de su inevitable maldición. En los creyentes, el dominio que ejercía la Ley ha terminado definitivamente solo por la gracia de Dios y el sacrificio sustitutivo de Jesucristo. Ahora los creyentes pueden pertenecer libremente a Aquel que resucitó de entre los muertos y servirle bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. El servicio del creyente debe estar motivado por el amor, no por el temor; es un servicio de libertad, no de esclavitud. Ya no se trata de adherirse de manera esclavizada a minuciosos detalles de formas y ceremonias, sino del gozoso derramamiento del ser mismo del creyente por la gloria de Dios y las bendiciones de otros. Además, ahora que están libres del poder de la ley deben vivir para Dios, llevar una vida de santidad y dar fruto para Dios. Esta nueva vida de fe y buenas obras serán distintivos de que están muertos a la ley, pero vivos para vivir en conformidad a la voluntad de su Señor y Salvador, Cristo Jesús.Queridos hermanos. Ya no estamos esclavizados ni unidos a la ley, ahora estamos unidos a Jesucristo nuestro amado redentor, por eso nuestras obras ya no tienen que ser las mismas obras que eran practicadas por los que estaban atados a la ley. Nuestras obras deben ser buenas que honren y glorifiquen a Dios eternamente.
5m 33s · Jul 31, 2024
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