ACEPTE LAS AMONESTACIONES. SALMOS 141:2 Acepta como incienso la oración que te ofrezco, y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina. 3 Toma control de lo que digo, oh SEÑOR, y guarda mis labios. 4 No permitas que me deslice hacia el mal ni que me involucre en actos perversos. No me dejes participar de los manjares de quienes hacen lo malo. 5 ¡Deja que los justos me golpeen! ¡Será un acto de bondad! Si me corrigen, es un remedio calmante; no permitas que lo rechace... NTV. Ser corregido por otros, para nada está en la mente de las personas insensatas, ya que aceptar la corrección, sería un sinónimo de aceptar que estaban en un error. El hombre es demasiado orgulloso como para aceptar su error, prefiere seguir en el error a pesar de que le pueda llevar al desastre total, antes que ser corregido. Pero una persona sensata, cuando es consciente de que ha cometido un error, acepta ser corregido porque quiere lo mejor para su vida. David era un hombre sensato, y era consciente de que en cualquier momento podía cometer una falta grave, sea de palabra o, de hecho, en contra de los preceptos establecidos por el Señor, por eso pidió en oración al Señor que controlara sus acciones para no pecar. Muchos hombres por no poder controlar las palabras que salen de sus labios, han sido presos de sus propias palabras. El salmista no quería ser preso de sus palabras, por eso pidió en oración al Señor que tomara el control de las palabras que iba a pronunciar y guardara completamente sus labios. Las palabras de clamor de David son importantes, ya que el hombre, en sus propias fuerzas no puede controlar las palabras que puedan salir de sus labios, solo el Señor es quien puede ayudar a las personas para que puedan controlar su lengua de no hablar palabras ociosas, soeces, insultantes o calumniosas. El salmista también pidió al Señor que no le permita deslizarse hacia el mal, ni a involucrarse en actos perversos. Ni que le permita participar de los manjares de quienes hacen lo malo. David específicamente pidió que le guardara de actuar en semejanza a los hombres de los pueblos paganos o en semejanza a sus propios compatriotas que vivían sin ninguna clase de temor por el Señor. Las personas que viven sin el temor del Señor, no les importa vivir en la inmoralidad sexual, ni tampoco les importa si lastiman con sus acciones a otros. Lo único que les importa es vivir complaciendo a los deseos de su naturaleza carnal. David no quería llevar una vida así, él quería vivir bajo la voluntad de Dios. Una de las maneras más importantes en que el Señor guarda la vida de sus siervos para que no cometan pecado, es mediante la amonestación y el estímulo que reciben de los miembros del cuerpo de Cristo. David vio la importancia de la amonestación, por eso pidió ser amonestado ante cualquier peligro de inclinarse hacia la maldad de los perversos. El salmista pidió un corazón sensible para aceptar con humildad la corrección por parte de los justos, pues la amonestación y la corrección serían un remedio calmante para cesar cualquier deseo de pecar contra los designios de su Creador. Queridos hermanos, David tenía miedo a prevaricar de palabra, pensamiento, y acción en contra de los designios de Dios, por eso suplicó que le guardara de actuar en semejanza a los malvados y perversos. David de ninguna manera quería tomar parte en las francachelas de los impíos, en las que comen el pan de la maldad y beben el vino de la violencia. El salmista solícitamente pidió ser corregido por los justos ante cualquier intento de seguir los pasos de los malvados. Hermanos, a nadie nos gusta ser amonestados o corregidos por nuestras acciones perversas, pero aunque no nos guste, debemos aceptar con gratitud las amonestaciones cuando son bien fundamentadas, porque evitarán que caigamos en las redes del pecado. Además, debemos estar también listos para amonestar a cualquier hermano de nuestras congregaciones, con amor y humildad, porque haciéndolo así evitaremos que ellos caig --- Send in a voice message: https://anchor.fm/jesus-is-life1/message